No me salen las cuentas.
Este curso me matriculé de las 14 asignaturas que me quedaban para terminar la carrera (sí, soy el primero que sé que son muchas, lo sufro en mis carnes).
A falta de 4 notas (3 por saber y un examen por hacer), me siguen quedando 10. Por lo tanto llevo 6 seguras para Septiembre, que posiblemente sean 7 por cómo me salió el examen para el que más estudié. Y rezo para que no sean más.
Ahora mismo tendría que estar estudiando para el último, pero no puedo. Estoy quemado. Creo que nunca había estudiado más en un Junio.
En vista de los resultados es lógico que pueda parecer que me he rascado la barriga este curso. Es cierto que estoy trabajando al mismo tiempo, que he impartido cursos en mi tiempo libre, que trabajo también algunos fines de semana, que tengo la novia fuera y cuando no trabajo voy a verla...
También es cierto que tengo muchos hobbies, que no me gusta nada estudiar y que podía haber estudiado más. Siempre se puede haber estudiado más...
Pero es que he hincado los codos, joder, creo que no merezco estos resultados.
Para colmo veo cómo otras personas que se han esforzado menos lo consiguen, simplemente por haber escogido un profesor más incompetente al que entregar una práctica o por haber entregado un trabajo sencillo del que yo no tuve conocimiento porque el curro me coincidía con esas clases.
Pero cada día entiendo un poco mejor cómo funcionan las cosas. Hoy la vida se ríe de mí en la cara, pero algún día me reiré yo de ella. La venganza es un plato que se sirve frío.
De vez en cuando uno recibe en su correo algún email interesante. Esta es una de ellas. Os animo a leerlo, no tiene desperdicio...
Al hilo de la actual polémica en torno a la modificación de la legislación española sobre los matrimonios y la postura de los católicos al respecto, me gustaría dar mi opinión personal.
Estoy completamente a favor del permitir el matrimonio entre católicos. Me parece una injusticia y un error tratar de impedírselo.
El catolicismo no es una enfermedad; los católicos, pese a que a muchos no les gusten o les parezcan extraños, son personas normales y deben poseer los mismos derechos que los demás, como si fueran, por ejemplo, informáticos u homosexuales.
Soy consciente de que muchos comportamientos y rasgos de carácter de las personas católicas, como su actitud casi enfermiza hacia el sexo o su cerrazón ante ciertos avances científicos, pueden parecernos extraños o incomprensibles a los demás. Sé que incluso, a veces, podrían esgrimirse argumentos de salubridad pública, como su peligroso y deliberado rechazo a los preservativos. Sé también que muchas de sus costumbres, como la exhibición pública de imágenes de torturados, pueden incomodar a algunos.
Pero todo esto, además de ser más una imagen pública ante los medios que una realidad, no es razón para impedirles el ejercicio del matrimonio.
Algunos podrían argumentar que un matrimonio entre católicos no es un matrimonio real, porque para ellos es un ritual y un precepto religioso ante su dios, en lugar de una unión entre dos personas. También, dado que los hijos fuera del matrimonio están gravemente condenados por la Iglesia Católica, algunos podrían considerar que permitir que los católicos se casen incrementará el número de matrimonios por «el qué dirán» o por la simple búsqueda de sexo (prohibido por su religión fuera del matrimonio), incrementando con ello la violencia en el hogar y las familias desestructuradas. Pero hay que recordar que esto no es algo que ocurra sólo en las familias católicas y que, dado que no podemos meternos en la cabeza de los demás, no debemos juzgar sus motivaciones.
Por otro lado, el decir que eso no es matrimonio y que debería ser llamado de otra forma, no es más que una forma un tanto ruin de desviar el debate a cuestiones semánticas que no vienen al caso: aunque sea entre católicos, un matrimonio es un matrimonio y una familia es una familia.
Y con esta alusión a la familia paso a otro tema candente sobre el que espero que mi opinión no resulte demasiado radical: también estoy a favor de permitir que los católicos adopten hijos.
Algunos se escandalizarán ante una afirmación de este tipo. Es probable que alguno responda con exclamaciones del tipo de «¿Católicos que adoptan hijos? ¡Esos niños podrían hacerse también católicos!».
Veo ese tipo de críticas y respondo: si bien es cierto que los hijos de católicos tienen mucha mayor probabilidad de convertirse a su vez en católicos (al contrario que ocurre, por ejemplo, en la informática o la homosexualidad), ya he argumentado antes que los católicos son personas como los demás.
Pese a las opiniones de algunos y a otros indicios, no hay pruebas evidentes de que unos padres católicos estén peor preparados para educar a un hijo, ni de que el ambiente religiosamente sesgado de un hogar católico sea una influencia negativa para el niño. Además, los tribunales de adopción juzgan cada caso individualmente, y es precisamente su labor determinar la idoneidad de los padres.
En definitiva, y pese a las opiniones de algunos sectores, creo que debería permitírseles también a los católicos tanto el matrimonio como la adopción. Exactamente igual que a los informáticos y a los homosexuales.
Despierta...
Otro dia sin tregua
tras la madrugada
que hoy tampoco te dejó dormir...
Puede que haga frio
en el desafio
de enfrentarte a tu devenir
Nadie hace nada por ti...
tú despierta...
Despierta...
Tras esa ventana
crece la mañana
hoy la vida te invita a vivir...
Borra los agravios
de tu calendario
que hay caminos por descubrir
Tienes que aprender a sentir...
tú despierta...
Y siento pasos en el callejón del duende,
sueño que sueñas que soñaste con tenerme,
y siento miedo en la orillita del deseo,
cuando te acercas y no vienes...
Que el amor es como una cometa que se lleva el viento
No te rindas por una condena ni salgas corriendo
Que el amor tiene solo un lenguaje,
la voz de un te quiero
No hay palabras que expliquen la fuerza de los sentimientos
De los sentimientos...
que queman por dentro...
Recuerda,
que en la plazoleta
quedan aún las huellas
donde reflejaste tu niñez...
Los buenos amigos
huyen del olvido
y se sientan a recorrer
Aventuras de nuestro ayer...
tú recuerda...
Y siento anhelos de ese callejón del duende,
y siento celos de los labios que te besen,
y siento miedo de no haber llegado a tiempo,
a ver cumplidos tus deseos...
Que el amor es como una cometa que se lleva el viento
No te rindas por una condena ni salgas corriendo
Que el amor tiene solo un lenguaje,
la voz de un te quiero
No hay palabras que expliquen la fuerza de los sentimientos
De los sentimientos...
que queman por dentro...
David De María
Ayer escuché esta canción y me gustó la letra, así que la dejo por aquí para compartirla con vosotros ;)
PD: Aunque no tenga tiempo de escribir, sí que escucho música :P
Sigo vivo, aunque los exámenes me tengan atrapado (como a tantos otros en estas fechas).
A ver si hay suerte este cuatrimestre y es mi último junio...
Gracias a los que seguís visitándome aunque no tenga nada que decir estos días (que sí que lo tengo, lo que no tengo es tiempo para contarlo).
Lo dicho, deseadme suerte y hasta pronto ;)
Estos días no sabía acerca de qué escribir. Me encontraba un poco confundido, con muchas ideas enfrentadas. Aunque me mantengo optimista, porque me lo he marcado como meta, todo lo que me rodea a nivel social me arrastra al más puro pesimismo.
Leo las noticias a diario y siento que todo va cada vez peor, que todo en este país y en este mundo son problemas sin solución (porque nadie quiere solucionarlos, porque interesa que sigan ahí), que van a más, y que nos dirigen a una caída libre hacia el abismo. Como siempre digo, nos mece la historia: unas veces hacia arriba y otras hacia abajo. Y hemos empezado el descenso, señores. Abróchense los cinturones.
Por citar unas gotas en el mar, los jóvenes de hoy parece que son más violentos, o eso quieren que pensemos. Las noticias van por modas, pedofilia, juegos de rol, violencia de género, botellón... y en el paso de una a otra, olvidamos la anterior. En Irak sigue muriendo gente a diario, pero eso ya no importa. Europa se llena de "molestos" inmigrantes y crece un silencioso odio que algún día terminará por estallar. El sida diezma poblaciones, pero Dios dice que no hay usar preservativos. Y los dirigentes europeos se preocupan porque parece que la gente no se ha tragado lo buena que es esta Constitución. Y hago un inciso aquí... ¿qué harán ahora sin un plan b? ¿con esa previsión quieren dirigir una nueva Europa? Me parece patético...
Pero la solución a este último caso llegará pronto. La educación se está encargando de que eso no vuelva a pasar, de que no seamos tan difíciles de manejar, convirtiéndonos en buenos borregos. Porque el secreto para que el mundo funcione de una forma o de otra se ha sabido desde que el hombre es hombre: maleducando.
No nos engañemos. El mundo siempre lo ha dirigido el dinero, y porque ahora el pueblo tenga más derechos y pueda decidir, no se puede dejar el poder en sus manos, en manos de ignorantes que no sabrían qué hacer con él.
Cada vez hay más fracaso escolar. La pelota se la lanzan unos partidos a otros a medida que pasan las legislaturas, y siempre el que llega va a terminar con el problema, pero parece que lo agrava más. Mientras tanto eliminamos las Humanidades porque no son rentables, no dan dinero; la libertad de cátedra destruye la educación universitaria (y yo lo vivo en mis carnes) y el dinero que se destina a solucionar el problema, como siempre, no servirá para nada, porque desaparecerá. O si no, juzgad vosotros mismos, si sois de los afortunados que aún podéis...
Van a gastarse 6.000 millones en la LOE , dicen que en extender la gratuidad, nuevas tecnologías, idiomas, jubilaciones anticipadas, becas y tutorías" pero "los programas de estudio quedan intactos".
Leo cada una de las justificaciones en las que van a emplear el dinero y no sé cual huele peor, porque nos están diciendo claramente que se quedará en el camino, en los pasos administrativos. Y no me extraña, últimamente estoy más en contacto con la administración y me da un asco que no lo puedo soportar: por cada uno que trabaja hay cien que viven de él. Pero lo peor es que si les dices que no hacen nada, encima se ofenden. Si estuviera en mis manos limpiar puestos de trabajo...
Volviendo al tema, la pregunta de por qué no se mejora la educación tiene fácil respuesta, y es que no interesa. No interesa que seamos cultos, pero eso no se puede decir, porque aún quedan cultos que lo entenderían y esos son los que tienen que votarnos el año que viene. Quizás dentro de unos años sí que podamos decirlo con una sonrisa de oreja a oreja y nadie se entere... Ya se han dado cuenta que una sociedad con universitarios y gente instruída es difícil de manipular, cada uno tiene sus propias ideas... qué molestos son.
No interesa la gente con inquietudes, que se preocupen por la marcha de su país. Solo incordian y protestan. Es mejor una sociedad de ignorantes, a los que se les controle con opio fácil como el fútbol y la salsa rosa, que aunque griten, se les calle pronto. Que lleven sus negocios o trabajen en empleos temporales y precarios, que se preocupen de cómo van a pagar su piso y tener el coche que desean al mismo tiempo, mientras nosotros nos encargamos de gobernar.
Que estudien solo los nuestros, los ricos, los que valen para esto y se lo merecen. Ellos tendrán una educación que no es la pública, una educación en condiciones, de la élite para la élite. ¿Pero es que nadie más se da cuenta de que volvemos hacia atrás?
Es muy fuerte, lo sé. Pensar que esos señores tan serios que intentar solucionar los problemas del país nos engañan. "No puede ser que sean tan embusteros, no puede ser que nos engañen así, por la cara. Seguro que si lo dicen es porque es verdad". Confiamos demasiado en ellos y aquí cada uno va a su bola. Lo que interesa es hacer política para poder vivir bien, nos turnamos en el poder y en la oposición y vivimos del resto de los contribuyentes, haciendo ver que nos importan mucho los problemas del país y que nos sentimos muy ofendidos por lo que hace el contrario, que por supuesto, siempre estará mal. Pero al llegar a casa solo pensamos en nuestros problemas, que son los importantes. El país nos importa una mierda, nos importamos nosotros. ¿Quién no piensa que hay algo más importante que uno mismo? Pronto todos lo pensarán...
No me queda esperanza ya. Este país es un país de pillaje, del sálvese quien pueda, de ladrones, de cobardes. Como decía el otro día, todo vale si es por dinero, todo vale por vivir bien. Vivimos en una mentira, y para sobrevivir debemos hacer como que nos la creemos y mentir nosotros más. Es triste, pero es así. Lo intento asimilar aunque me sea difícil de tragar. Y lo peor es que poco a poco terminan con mi esperanza de que pueda haber algo mejor.
Menos mal que siempre quedará buena gente con la que sentarnos a charlar y olvidar esta cruda realidad...