Voy a aprovechar que me quedan 10 minutos del descanso de comer en el curro, para contar qué tal me va últimamente, que estoy desaparecido del ciberespacio...
Pues me va bien, muy liado, pero bien. Empecé a trabajar el pasado 2 de enero (año nuevo, vida nueva) de maquetador y programador web en una empresa de Madrid capital, donde estoy mientras escribo esto, y por ahora no me puedo quejar. Hay buen ambiente laboral y demasiado curro, pero me gusta mucho lo que hago. Quizás sea el trabajo que más me gusta de todos los que he tenido hasta el momento. Y de pasta bien, no me puedo quejar :)
Por otro lado, estoy montando una empresa con uno de mis primos, lo que me quita casi todo el tiempo libre que me queda. Aún no quiero desvelar nada, porque falta poco para que sea oficial, pero puedo adelantar que tenemos muchas ilusiones en que la cosa funcione, y que si lo hace, seguramente viva de ello. Este viernes viajo a Estambul para firmar un acuerdo con otra empresa y a partir de ahí, a funcionar :)
Además de eso, estoy sacándome el carnet de conducir (que ya era hora) y doblo clases dos veces en semana para ajustarlo a mi horario, ya de por sí estrecho. Llevo más de veinte clases prácticas, así que el examen está al caer...
Y hablando de exámenes, de las 4 que me quedan para terminar la carrera, había decidido ir este mes solo a la que tengo del primer cuatrimestre y dejar el resto para junio, que era cuando tocaban aunque hubiese pedido convocatorias extraordinarias... Pero al final la de febrero la dejo para septiembre, ya que no puedo con todo, y aunque he estudiado lo que he podido, sé que no llegaría preparado y prefiero no perder convocatorias inútilmente... Es una pena, pero no puedo hacer otra cosa :(
En el plano personal, mi novia se vino a vivir conmigo a Madrid en noviembre, y por ahora nos va muy bien juntos 24 horas al día (bueno, como los dos curramos, ya son menos :P). Ella va a cambiar de trabajo la semana que viene a uno más cerca de casa, mejor pagado y donde seguramente aprenda mucho ^^
Me quedan muchas cosas por hacer que no sé cuando haré, como el proyecto fín de carrera o escribir más por aquí, pero por ahora tengo las prioridades copadas, así que lo demás tendrá que esperar :P
Otro día que tenga otro hueco os cuento más, por si alguien se acuerda de mí y se pasa a leerme. No me olvido de vosotros ;)
PD: Al final han sido algo más de 10 minutillos :P
Casi tres meses han pasado desde la última vez que escribí por aquí. Muchas cosas tengo que contar, aunque profundas no muchas, más que nada porque ellas mismas no me dan tiempo a meditarlas. Estan siendo unos meses de actividad frenética, de cambios constantes y de no mirar atrás... para no perderme lo que pasa frente a mí.
Puestos a volver, no sé por cuanto tiempo, a escribir, volveré con algo sencillo.
Hace un par de semanas me decidí a conocer mi grupo sanguíneo. Me acerqué a una farmacia donde realizan la prueba en el momento y tras 5 , un pinchazo y 3 minutos de espera conseguí una tarjetita que me acreditaba como AB+
Receptor universal, que bien suena. Sí, al parecer me sirve la sangre de cualquier ser humano, ya sea de los autosuficientes RH+ o de aquellos que no tienen nada más que dar. Yo que pensaba que mi sangre igual estaría cotizada, porque quiero hacerme donante, y resulta que solo les sirve a los de mi grupo... Bueno, único me hace más si cabe. Ahora puedo decir que entro por algún motivo dentro de solo el 3% de la población mundial :)
Investigando un poco más he averiguado que nunca podré tener un hijo del grupo 0, sea cual sea el grupo de la madre, o que al parecer mi sangre no es tan mala, que puede quererla alguien más aparte de yo (ojo, que no tengo queja de ella, la función que me hace a mí es perfecta por el momento xD)
Por lo visto (aunque esto no me lo ha confirmado ningún médico), normalmente es preferible que las personas reciban sangre de su propio grupo sanguíneo, aunque según el que tengan, pueden llegar a aceptar el de otros grupos. Resumiendo, que alguien de ese 3% de la población puede necesitar mi sangre en algún momento de su vida para seguir vivendo (o incluso yo), así que mi idea de hacerme donante sigue adelante :)
Por último, para los que vayan a tener un hijo próximamente, igual les interesa conocer algo más sobre esta enfermedad.
Pues nada, espero volver pronto con lo que sea ;)
Esta noche me siento triste. Una conversación teléfonica de esas que no terminan como deben, de esas en las que cuesta sacarle el beso de buenas noches... Cuando he empezado a escribir no sabía muy bien por qué lo hacía. Tres horas después, tras mucho teclear sin detenerme a leer (como hace tiempo acostumbraba a hacer) lo veo todo un poco más claro.
En los últimos meses me he sentido triste algunos días sin saber por qué, y no se lo he contado a nadie, ni siquiera a ella. Supongo que porque no he querido preocuparla en la distancia, pero sobretodo porque no encontraba el motivo de mi tristeza, y decirle que no me encontraba bien sin decirle la razón, solo hubiera conseguido entristecernos a los dos y hacernos buscar por qués equivocados.
Al principio lo achacaba a los exámenes de junio, que me salieron fatal; pero cuando estudiaba para septiembre me daba cuenta de que no eran los exámenes lo que me hacían sentirme así. Tampoco el hecho de irme a vivir con ella a Valencia (porque sé que lo deseo de verdad), ni el estress del trabajo, ni mi familia.
Esta noche he descubierto que estoy triste porque me callo muchas cosas. Me he dado cuenta de que a veces, inconscientemente, tengo miedo de expresarle mi opinión tal y como la siento por temor a su reacción, por miedo a que se ponga triste por lo que yo diga y el resto de la conversación no sean más que silencios. Por eso continuamente estudio la forma de construir mis frases y me esfuerzo en moldear lo que quiero decir para que se preocupe menos por cualquier cosa, para hacerle los problemas más sencillos, para intentar no decirle no a nada.
Cierto es que soy una persona que me suelo adaptar a todo, pero si hay un día en que, por ejemplo, la veo ilusionada por salir a cenar con sus amigos y a mí me apetece más que nos quedemos en casa los dos juntos, no soy capaz de decírselo, porque si sé que ella prefiere salir, le entristecerá mi opinión; porque pienso que nunca me sonreirá y me dirá convencida: Ok, cariño, no pasa nada, nos quedamos en casa tranquilamente si te apetece, da igual que hayamos quedado. Ni tampoco me dirá: Venga, anímate, que ya verás como lo pasamos muy bien. Simplemente nos quedaremos en casa los dos si le digo que no me apetece salir, pero ella se quedará triste, y por consiguiente yo también. Por ese motivo prefiero no decir nada, porque prefiero hacer algo aunque no me apetezca por tal de verla feliz.
Pero me preocupa que esto llegue a quemarme y quiero arreglarlo. Hay días en que hablo con ella y he tenido un mal día. Empiezo a contárselo y noto que ella me oye pero desea que termine porque quiere contarme cosas suyas y me da la impresión de que no le da mucha importancia a lo que le cuento. Muchas veces comienza a hablarme antes de que yo haya terminado, entusiasmada sobre cualquier tema, y me encanta escucharla así. Pero por otro lado me siento triste porque pienso que no intenta hacer suyos mis problemas, como intento hacer yo con los suyos, y no soy capaz de decirle que me ha dejado a medias cuando le estaba contando algo, porque entonces ella dirá lo siento y me pedirá que continúe, pero ya solo hayaré silencios de culpabilidad por haberme cortado al otro lado...
A veces necesito decir simplemente que no. Que no me apetece esto o que no quiero aquello. Simplemente eso, sin miedo a lo que pueda pensar o sentir. Tal y como lo hace ella: espontánea y naturalmente, sin pensar en las consecuencias, solo porque lo siente así y le apetece decirlo. Pero no siempre soy capaz de hacerlo, a veces no puedo porque intuyo que se pondrá triste. Me gustaría ser como ella. Bueno, siendo sincero, esta noche me he dado cuenta de que yo era como ella antes de conocerla. Quizás por eso le parecí un borde la primera vez. Quizás por eso se enamoró de mí...
Pero ahora he cambiado y no me veo con fuerzas para volver atrás. Sé que leerá esto, y cuando lo he escrito he pensado en no postearlo nunca, porque cuando lo lea sé que se pondrá triste y eso es lo que menos quiero, más aún porque nos vemos hoy. Pero necesitaba soltarlo, y tras reflexionar me he dado cuenta que necesitaba que ella lo supiera.
Y no quiero culparla, porque no ser yo mismo es solo culpa mía. Ella es ella misma, con sus defectos y sus virtudes, y yo solo tengo que intentar serlo también. Quizás mi yo sea tan complejo que nunca me parece serlo del todo. Quizás me rallo demasiado, no lo sé. Supongo que será porque estoy enamorado de ella, no veo otra explicación :)
Me voy a dormir, que me levanto en poco más de un par de horas y mañana será un día muy largo. Hacía mucho tiempo que no posteaba un Pasaje que me hiciese dormir mejor :) He aprendido más de mí mismo en unas horas que en el último año. Definitivamente necesito volver a escribir.
PD: Cariño, te quiero ;)
Dos días y todo es distinto. El miércoles era becario en la universidad y estaba estudiando para mi último examen del cuatrimestre. Hoy soy empleado del BSCH y estoy de vacaciones (aunque solo sean 3 días :P)
No empiezo el curro nuevo hasta el lunes, bien temprano por cierto. El sueldo no es gran cosa, me pilla algo lejos de casa e inicialmente es un contrato por obra (4 meses) y luego ya se verá. Pero al menos es de lo mío, me pagan el mes de agosto y me lo dan de vacaciones (perfecto para estudiar las que me quedan para septiembre) y unos días en julio para mi viaje a Roma como condición para aceptar, pues mi niña y yo ya teníamos todo reservado y pagado. Ah, y como ya he dicho es en el BSCH, que al curriculum le viene muy bien :)
Además, han cogido también a un amigo mío y quizás a otro que está decidiendo su futuro esta misma tarde, por lo que no estaré solo en esos primeros días de adaptación a un nuevo trabajo.
A ver qué tal me va en esta nueva etapa, porque estoy bastante ilusionado. Ahora sí que me veréis menos por aquí... o quién sabe, a lo mejor más ;)
Alcanzar una meta es, quizás, una de esas cosas que hacen que uno se olvide de los problemas, que te alegran la vida aunque sea por un momento y que a veces te hacen llegar a pensar (qué pena que el momento dure tan poco) que el mundo puede ser un lugar justo.
Hace unas horas he recibido una noticia que me ha alegrado la noche. Ha sido una respuesta positiva a una reclamación, y aunque en este caso alguien pueda pensar que esto no se trate de una "meta" propiamente dicha, en el fondo es la recompensa a un esfuerzo realizado. Con más mérito aún si tenemos en cuenta que dudábamos que reclamar nos fuera a llevar a buen puerto (no en vano, nos hemos ahorrado 538 a pagar entre seis personas).
Me parece curioso como, cuando intento recordar lo que sentí al lograr alguna de las metas que he conseguido superar en mi vida, no consigo llegar a sentir esa satisfacción de nuevo en su misma intensidad, por mucho esfuerzo que haga. Debe ser que el premio se forja junto a la sensación de vivirlo en el momento, por eso siempre será irrepetible por mucho que lo rememore.
Si me paro a pensar en el sacrificio realizado para conseguirlo me ocurre lo mismo, tampoco recuerdo que este fuera tan grande como en su momento me lo pareció. Es más, podría decir que lo recuerdo como un esfuerzo fácil, o al menos no tan duro.
Ahora estoy viendo casi el final de la empresa más ardúa de las que he iniciado en mi vida (al menos por el momento ;)), y aunque algunas veces haya pensado que nunca conseguiría llegar, cada día está la bandera a cuadros más cerca...
Un último sprint (o dos) y será mía ;)
Olvidamos qué hacemos aquí. No vinimos a sufrir; para eso no hubiera sacado los billetes...
Yo vine a vivir, sin molestar a nadie o intentando no hacerlo. Vine a conocer mis virtudes y mis errores, y a intentar limar estos últimos: a ser mejor para vivir mejor. Vine a disfrutar del lado bueno de los hombres y, tras unos años de vida, sé que vine a no intentar cambiar el malo.
Yo también lo olvido a veces y vago por tiempo indefinido sin pisar la tierra, sin respirar su aire. Vago como vagamos todos alguna vez; algunos, tristemente, para siempre: trabajando, pensando en el dinero y en qué hacer con él.
Suerte que muchas veces despierto y saboreo de nuevo mi vida. En un buen libro, en una canción, en un beso... o simplemente respirando profundamente su aire sin pensar en nada más.
Hay que ver qué sencillo es el mundo, pero qué complicado lo hacemos...
Ví relucir dos luceros
ay, en la bahía de Cádiz.
Ví relucir dos luceros.
Y eran tus ojillos negros
que me decían te quiero.
Camarón de la Isla
Me sorprende la capacidad que tienen los animales de crear empatía en los seres humanos.
Hay gente que se atreve a afirmar que quiere más a su mascota que a mucha gente de su familia, y teniendo en cuenta que la familia son unos amigos impuestos, podríamos llegar a pensar que es lógico que uno sienta más cariño por alguien al que ha decidido amar que por otro ser al que el destino nos ha obligado a querer.
Esto explica que vivamos en un planeta donde mucha gente se preocupa más de lo que les ocurre a los animales que de lo que les ocurre a las personas (no sé si porque ya habrán perdido la esperanza en los de su misma especie), pero me entristece que a muchos la muerte de humanos inocentes no les afecte más que la caza de ballenas, focas o animales de caras pieles, sino todo lo contrario. Para demostrarlo no hay más que ver la cantidad de personas que dedican su tiempo libre, o incluso sus vidas, a trabajar por los animales en lugar de hacerlo por las vidas de otras personas... como si estas no lo necesitasen.
Es cierto que los animales no nos fallan, al menos en el sentido en que entendemos esto, ya que no esperamos de ellos más de lo que pueden darnos, algo que no aplicamos a los humanos. Un animal no te hara sentir dolor como puede hacerlo una persona, y eso puede que motive esa pérdida de esperanza.
Muchos de los que se autodenominan defensores de los animales argumentan su postura basándose en el hecho de que los animales no pueden defenderse ante la explotación humana, algo totalmente cierto, y ellos se encargan de velar por sus intereses, que se reducen basicamente a sobrevivir. Pero es que con los seres humanos ocurre exactamente lo mismo...
No olvidemos que todos somos animales al fín y al cabo, e igual que un león no siente piedad por la pieza que despedaza, los humanos no deberían sentirla por las razas animales que destruyen... si no fuera por la sutil diferencia que hace a los humanos los reyes del planeta: ser capaces de razonar, de buscar alternativas a sus necesidades, de inventar... en resumen, de discernir entre el bien y el mal. Pero ¿quién nos marca ese límite?
El límite lo marca, sin duda, el hecho de que seamos capaces de despedazar, sin sentir piedad, a los animales de nuestra misma especie.
Hay veces en las que me apetece escribir para decir cosas que no diría con mi voz, aunque sea para lanzarlas al viento de Internet, donde todo el mundo puede leerlas. En el fondo es como si se las contase a alguien y a nadie a la vez, en secreto, porque no escucho ninguna voz que me responda y pienso que estoy solo, hablando en susurros. Y cuando hay alguien que me devuelve algún consejo u opinión, soy yo el que pongo su voz para escucharla en mi cabeza, obligándole a susurrarme.
Anoche, hablando por teléfono con mi niña, colgamos tras una de esas veces en que ella se queda en silencio y no dice nada, y yo le pregunto esperando que lo haga. Siempre es por algo que yo he dicho y no le ha gustado, lo difícil para mí es saber qué ha sido exactamente. Ella se mantiene en silencio y repite que no le pasa nada, que solo me escucha, pero yo sé que siente algo que no quiere decirme. Eso me hace sentir mal, porque se pone triste, y en mi afán de tener siempre las situaciones controladas me doy cuenta que no soy capaz de controlar nada.
No nos pasa muy a menudo para lo que hablamos, pero por suerte al día siguiente todo se ha olvidado. No obstante, hasta que volvemos a hablar desde la noche anterior me apetecería decirle muchas cosas, pero no de voz, sino susurrándolas.
Por eso escribo ahora aquí. Igual lo que me ocurre es que soy tan perfeccionista que prefiero meditar mucho lo que voy a decir antes de escribirlo y en lugar de pronunciarlo. Por ello creo que escribir es más bonito que hablar, porque le damos una oportunidad a la reflexión, ya que cuando hablamos muchas veces lo hacemos sin miedo a herirnos, como decía una canción. Al escribir, en cambio, podemos sentir ese miedo.
Susurrar aquí es mi terapia. Quizás para para no volverme loco como decía anoche el cocinero Simon, o quizás para atreverme a decir lo que no quiero decir con palabras.
Peligro! Poco a poco vuelvo a las andadas, aunque esta vez me he dado cuenta solo y a tiempo.
Tras conseguir desintoxicarme, este último mes me he visto con más tiempo libre y he vuelto a hacer cosas que me gustan, pero que si me paro a pensar, descubro que me hacen malgastar mi tiempo. Y no, no quiero volver a eso.
Me he pasado la última semana en el curro probando foros gratuítos, instalándolos en local y toqueteando opciones, leyendo cómo se personalizan skins, debatiendo qué aplicación es mejor o peor... y al final para nada. No es culpa de nadie, solo mía. Nadie me pidió que dedicase ese tiempo, lo decidí yo, pero ahora es tiempo perdido. Ayer pasé media tarde revisando código para ver cómo puedo crear un skin para el nuevo foro de Astro y cuando volví de tomar unas cañas con unos colegas retomé el tema y me puse a diseñar hasta casi las 2 de la mañana.
Esta mañana me he traído lo que hice ayer al curro con la idea de continuar aquí (sí, tengo un curro en el que apenas tengo que currar xD) pero tras saber que ya hay una idea preconcebida para ese diseño, me he dado cuenta que con toda seguridad perdí toda la tarde-noche de ayer. Y no es culpa de nadie, solo mía.
Pero ya está, aquí se acabó y por suerte me he dado cuenta a tiempo. Voy a ponerme con el proyecto fín de carrera, algo que seguro que me reportará algún beneficio. Menos mal, por unos días olvidé mis prioridades y casi vuelvo a intoxicarme...
justicia. 1. f. Una de las cuatro virtudes cardinales, que inclina a dar a cada uno lo que le corresponde o pertenece.
¿Qué le corresponde a un hombre que mata a otro estando en pleno uso de sus facultades mentales, sin un motivo personal para ello, por su propia voluntad, sin piedad y sin arrepentimiento? En mi opinión, si el asesino reune todas esas características sin duda merece lo mismo que proporciona, la muerte.
Pero la dificultad para determinar con toda seguridad que estas condiciones se han cumplido a la hora de producirse un asesinato, la posibilidad de que el sistema cometa un error o que esté corrupto, motivan que no esté a favor de la pena capital. Lo cual no significa que no piense que mucha gente merece morir por sus acciones.
En mi opinión, la justicia perfecta, una utopía en un mundo donde nada lo es, debería condenar a morir por los mismos métodos que ellos aplicaron, a aquellos asesinos que encajen en la definición anterior. Pero, por si esto fuera poco, hay asesinos que además:
- Reconocen y se enorgullecen de su crimen.
- En un intento de justificarlo, utilizan como excusa para decidir quién debe o no vivir, que no hay justicia con ellos, que no se les da lo que piden...
... En pocas palabras, esta es la propuesta política que ETA da por buena: que los ciudadanos de Araba, Bizkaia, Gipuzkoa, Lapurdi, Nafarroa y Zuberoa elijan libre y democráticamente un parlamento constitucional soberano en una circunscripción única. Esto es, que el voto de cada ciudadano vasco valga lo mismo en toda Euskal Herria. En ese contexto, y en el de la firmeza y estabilidad de las diferentes instituciones que se pondrán en vigor desde ese proceso constitucional, la resolución de ETA sería la de dejar la lucha armada, utilizada en la defensa de los derechos de Euskal Herria... (Extracto del comunicado con el que ETA anuncia la ruptura de la tregua, publicado en el diario 'Gara' el 28.11.1999)
- No solo no se arrepienten de su crimen, sino que si se les dejase en libertad, seguirían asesinando.
- Y por último, pretenden que el día que consigan sus objetivos, la sociedad les perdone por lo que hicieron, exigiendo para ellos la piedad y el perdón del que siempre han carecido.
Es la hipocresía en grado superlativo.
Para muchos asesinos, vivir toda su vida con un crimen a la espalda supone una pena mucho peor que la propia muerte. Una carcel puede servirles como expiación, como una oportunidad de reinserción o simplemente como un castigo por lo que hicieron. Pero no cabe duda de que en cualquiera de estos casos termina existiendo un mínimo grado de arrepentimiento por parte del criminal, aunque este solo sea un "me arrepiento de lo que hice por el castigo que me ha supuesto".
Pero si no hay arrepentimiento no hay segundas oportunidades. Si un terrorista está esperando salir de prisión para volver a matar, en mi opinión, no merece seguir viviendo.
Hace unos días, viendo una película que no me gustó demasiado, escuché una frase que anoté pero en ese momento pasé por alto. Esta madrugada, sin nada mejor que hacer, me ha hecho pensar...
La frase decía algo así como Todo el mundo piensa que la vida es ganar... y la vida es perder. La decía un personaje anciano refiriéndose a su experiencia en la vida, en la que poco a poco había ido perdiendo todo aquello que había querido.
Desde que tengo memoria siempre recuerdo que mi vida ha estado orientada a luchar, inconscientemente, por ganar... y no me consuela pensar que al resto de la humanidad le ocurre lo mismo. En mi caso he estudiado para conseguir un buen trabajo, que me ayude a conseguir a su vez un lugar donde vivir y "lujos" que poder disfrutar. Podría enfocarlo únicamente desde el punto de vista material, pero si nos extendemos al resto de ámbitos de la vida, como al amor o a la familia, también volvemos a luchar por intentar ganar algo, ya sea respeto, admiración, amistad, confianza o amor.
Lo que nunca había pensado es que algún día empezaré a perder lo que tanto esfuerzo me está costando ganar. Es cierto que terminaré perdiéndolo todo, eso es ley de vida, pero no me había planteado que puedo empezar a perderlo un día cualquiera, uno que seguramente sea el menos esperado.
Visto así, mi perspectiva sobre la muerte ha cambiado un poco. Siempre la había considerado como perder la oportunidad de continuar (ganando, por seguir el paralelismo), pero nunca había pensado que pudiera llegar a ser, incluso, una "suerte": si el destino decide que tu vida termine en su punto más alto, habrás conseguido todo lo que deseas sin el sufrimiento de ver cómo lo pierdes.
En este caso vivirías una vida incompleta, pero en mi opinión, perfecta: luchas para conseguirlo todo y lo pierdes todo de golpe, pero para no necesitarlo nunca más... ¿No es eso ser afortunado?
El dolor de perder a tu familia, a tus padres, amigos, y en el peor de los casos, a tu pareja o a tus hijos; sentir que te haces viejo y tu cuerpo deja de ser el que era; abandonar poco a poco aquellas cosas que tanto te gustaba hacer porque (en el mejor de los casos) ya no te apetece hacerlas... Esas experiencias completarían tu vida, una vida que una vez completa... terminará. ¿Para qué sentir todo ese dolor que no te reportará nada?
¿Por qué debo luchar entonces? La respuesta, aunque a menudo la olvidemos, es simple: solo por ganar aquello que me haga vivir más feliz. El resto, no tiene sentido.
PD: Este tema me ha recordado al estribillo de In The End de Linkin Park
Esta semana ha redespertado en mí un afan de creatividad desmedido. Me ha ocurrido unas cuantas veces en los últimos meses: sin ninguna razón aparente, empiezan a rondarme la cabeza mil proyectos enfocados al ámbito laboral (aunque dicho así suene muy aburrido). Me refiero concretamente a la creación de páginas web, sin importarme el tema a tratar... mi mente solo le da vueltas a los diseños ^^
Esta obsesión se hace más fuerte justo después de terminar un proyecto, como es el caso, y con más motivo ahora que me manejo en php y puedo decir (con la seguridad de que haré un trabajo profesional) "sí, puedo diseñar su web y programar su base de datos... si me paga, claro".
Creo que por fín he logrado (a mis 24, casi 25 años) encontrar algo que claramente sé que me gusta hacer y con lo que puedo ganarme la vida (de lo primero hay mucho, lo difícil es que enganche con lo segundo). Vamos, que parece que he encontrado mi perfil profesional. Gran parte de culpa la va a tener eso de cobrar por primera vez por ello (bueno, aún no he cobrado, pero sé donde vive el cliente! xD)
Muchos me dirán que la rama está muy explotada... ¿pero hay alguna que no lo esté? El caso a estas alturas no es buscar el perfil que más se demande en el mercado laboral, eso ya lo hice cuando me matriculé en Informática en lugar de hacerlo en Historia. Una vez vale, pero después de terminar aborreciendo los estudios, paso de ponerme a currar en algo que no me guste por el hecho de que se cobre más.
Siempre me ha atraído el arte y me ha perseguido una ardiente necesidad de crear. Nunca he sabido dibujar, así que opté por escribir... Igual lo mio era la moda :P, pero odio el mundillo... y me gustan demasiado las mujeres xD (tomar el mejor lado de este triple sentido)
Pronto comenzaré con el proyecto fín de carrera, lo que será mi segunda incursión en la programacion web más o menos profesional. Esta vez sé que me costará menos porque al principio solo tendré que reandar el camino, prefeccionándolo, pero como siempre en la vida, llegaré a otro punto desde el que tendré que volver a explorar. Aprendoaprendoaprendo...
Cuando termine el proyecto ya tengo otros nuevos en mente, igual hasta los llevo en paralelo... Y eso sin contar los curros que me salgan... Al final puede que le coja gustillo a esa palabreja tan cool: freelance.
Esta mañana he visto esta especie de test en el blog de bbneko y he decidido hacerlo :). Parece que mis resultados son envidiables, especialmente me ha sorprendido que según ellos Your Spirit score is very high, much higher than the average (mi puntuación espiritual es muy alta, mucho más que la media) ^^
This Is My Life, Rated | |
Life: | 7.6 |
Mind: | 7.8 |
Body: | 7.6 |
Spirit: | 8.2 |
Friends/Family: | 5 |
Love: | 6.9 |
Finance: | 6.8 |
Take the Rate My Life Quiz |
El análisis de los resultados dice lo siguiente:
Your Life Analysis:
Life: Your life rating is a score of the sum total of your life, and accounts for how satisfied, successful, balanced, capable, valuable, and happy you are. The quiz attempts to put a number on the summation of all of these things, based on your answers. Your life score is reasonably high. This means that you are on a good path. Continue doing what is working and set about to improve in areas which continue to lag. Do this starting today and you will begin to reap the benefits immediately.
Resumiendo, que la media de mi vida es alta, lo que significa que estoy en el buen camino y que si sigo "currándomelo" así, llegaré lejos :P
Mind: Your mind rating is a score of your mind's clarity, ability, and health. Higher scores indicate an advancement in knowledge, clear and capable thinking, high mental health, and pure thought free of interference. Your mind score is within a healthy zone. This means you have achieved a level of mental balance and harmony consistent with living a healthy, happy life. Continue doing what works, and keep your focus. In our fast-paced world, mental clutter is all too common. Be vigilant in maintaining healthy mental function.
He alcanzado el nivel del equilibrio mental y de armonía constante para vivir una vida sana y feliz (a ver lo que dura xD)
Body: Your body rating measures your body's health, fitness, and general wellness. A healthy body contributes to a happy life, however many of us are lacking in this area. You have a rather good body score, which is an indication that you take care of yourself. There is room for improvement, however. Please keep doing what works. Eat right, exercise, reduce your stress, treat any illness. Doing these things will help ensure your body will be in good working order for a long time to come.
Cuido mi cuerpo pero podría cuidarlo más (en cuanto tenga más tiempo, lo haré ;))
Spirit: Your spirit rating seeks to capture in a number that elusive quality which is found in your faith, your attitude, and your philosophy on life. A higher score indicates a greater sense of inner peace and balance. Your spirit score is relatively high, which means you are rewarded by your beliefs. Spirituality is clearly important to do. Never let it slip, and continue to learn and grow.
Mi nivel espiritual es relativamente alto, lo que significa que me veo recompensado por mis creencias, lo cual, para ser agnóstico, está muy bien xD
Friends/Family: Your friends and family rating measures your relationships with those around you, and is based on how large, healthy, and dependable your social network is. Your friends and family score is not bad but can be improved. Maintain your current social net, while you try to expand it. Try new things and form new friendships. You will be rewarded greatly.
Mi relación con mis amigos y familia no es mala, pero puede mejorar. El motivo como siempre es la falta de tiempo para disfrutar de ellos :(
Love: Your love rating is a measure of your current romantic situation. Sharing your heart with another person is one of life's most glorious, terrifying, rewarding experiences. Your love score is in good shape, meaning that things are going well. Do all you can to maintain it, and continue to grow and move ahead.
Resumiendo, estoy en forma en el amor, todo marcha bien :D
Finance: Your finance rating is a score that rates your current financial health and stability. You have a rather good financial score, which is not all that common these days. Keep doing what works. Avoid common pitfalls and save for the future. You will be glad you did.
Vamos, que no tengo toda la pasta que quiero, pero con lo que tengo voy tirando...
Me ha gustado el test ^^
PD: A ver si retomo el blog, que lo tengo olvidadillo ^^U
I need time, time, time!!!
Esta mañana me ha sorprendido encontrar una sección de un periódico gratuíto que nunca había visto. Habitualmente todos tienen un apartado de contactos, que nunca leo, y puede que todos tengan una columna como esta. Estaré atento a partir de ahora, porque me ha encantado :)
La sección se llamaba Punto de encuentro, y el apartado, Te ví. Son mensajes de personas que esperan que la suerte les mire, aunque sea con el rabillo del ojo, y que otra persona, entre millones de ellas, los lea. Frases que pueden ser ciertas o no, pero independientemente de ello encierran mucho más de lo que muestran sus palabras. Todos hemos podido vivir alguna similar alguna vez, que quizás hubieran cambiado nuestras vidas... ¿Qui lo sa?
Pequeñas historias, sensaciones que sentimos cuando el amor nos acaricia. Esa magia inicial e irrepetible queda plasmada en estos fragmentos. Os las transcribo ;)
- Bus de Granada a Madrid, 22 de octubre. Te bajaste en Méndez Álvaro y yo en Avenida de América. Estabas muy guapa. Me tenía que haber bajado. Madrid.
- ¿Lees La cartuja de Parma? 4 de agosto, Auto-Res a Valencia. Estudiabas periodismo. Yo, Javi, de Canarias. Llámame. Valencia
- 22 de septiembre, Fátima (Portugal). Tú, conductor valenciano de autobús, con poco pelo. Yo, de Alicante, ojos verdes. Hablamos y bailamos.
- En EP3* viernes 4 de Noviembre. En Sex pópuli. Eres Virginia, 24, estilismo. Me gustaría conocerte. Miguel. Sevilla. (* El País Semanal 3)
- Día 7 de septiembre, terraza del Nox de Badajoz. ¡Cómo te has instalado en mi vida! No éramos capaces de dejar de mirarnos. ¿Continuámos lo que empezó? Mérida.
- El último día que te ví, te casabas. Siempre enamorado de mí en mi juventud, y cuando yo me decidí tú ya no estabas. Jose L. ¿Hace un café para charlar?
- Aeropuerto de Charleroi, el 3 de octubre. Llevabas camiseta de Supermán. Nos separamos en el autobús de Valladolid a Madrid. No puedo olvidarte. Ana. Huelva.
- Noche de Halloween en el Taboó. Tú me pediste fuego y te encendiste el cigarro al revés. Me pareciste preciosa y fui tonto por no decírtelo.
- 14 de octubre, llenando tu copa de vino. Te esperaré en aquel rincón de Manchester para llevarte al país de los lagos. Tu zalamero sueña que vuela.
- En la Renfe de Villalba, 2 de noviembre, a las 8:00. Estabas perdida, ibas a Pitis. Llegaste cansada. Me gustas, pero no sé tu nombre. ¿Me lo dices?
- Hace un año estabas junto a una diosa y relucías en arco iris sobre la marisma. Me hechizó tu sonrisa y desde entonces muero por vivir en tus labios.
- Sábado, en el Easy Pop. Te miré miles de veces, fui un poco pesado, pero... soy hipertímido. Tocaban Seine, Primary 5. Tú, rubita, ojos claros.
- Marcos, el 31 de octubre te volví a ver en Malula. Fui porque quería verte, pero quedó claro que no era recíproco. Lo siento de veras. Ríete mucho y cuídate.
- Cenabas en Olivier el sábado 29. Tú, camiseta blanca y jersey verde; yo, camiseta azul, en la barra. Lo más bonito de la noche. ¿Volveré a verte?
- 30 de octubre, en City Limits. Tú, rubia, ojos verdes, preciosa, con abrigo de cuero, mini tableada y botas de tacón. Maravillosa. Deja que te hable de mi corazón. Madrid
- Jazz Café, 12 de octubre, tarde. Uno frente a otro, cada uno con un amigo. Hubo continuas miradas y la mejor, la de despedida. Me gustaría conocerte. Córdoba.
- Yo, rastaboy con gafas y barba; tú, rastagirl con piercing. Trabajas en La Paz. Nos vimos el 24 de octubre, nos sonreímos. Molaría conocerte. Mi mamá ya está bien.
- Te llamas Ana y me pasabas los apuntes en la Facultad de Psicología de Sevilla entre 1989 y 1993. Yo no me atrevía a pedirte más; ahora me encantará.
- Te veo todos los días en el desayuno. Por la noche, cansada. ¿Hacemos una siesta como las de antes? Andrés. Madrid.
- Esquina de Ruiz de Alda con La Caleta, 8:45. Nos cruzamos todos los días camino del trabajo. Tú, rubia con gafas; yo, traje y corbata. Ya nunca te veo. Granada.
- Para tí, Ana, sigo soñando ese amor imposible que apareció aquella mágica noche en Lisboa y que tan cruelmente me arrebató tu implacable luna. Te quiero.
- Calpe, boda de Rubén, 8 de octubre. Eres moreno, ojos azules, piercing en la ceja. Ibas de negro y no creo que hayas olvidado nuestros cruces de miradas.
- Trayecto Ópera-Noviciado, 22 de octubre, 22:30. Yo, cazadora de cuero. Me fijé en tus manos. ¿Guitarrista? Madrid.
- Ay, Rosa, mi burguesita, ¿le das una segunda oportunidad al tonto de Chema? Yuve que cortar con los SMS, pues... imagina. Me encantaría volver. ¿Podemos probar?
- Sunflowers, 22 de octubre. Morena, tus piercings y mi gorra sufrieron una atracción instantánea. El preso sin día libre de pintalabios. Responde.
- P. Pardo, restaurabas un techo. Te marchaste, pero yo me quedé prendado de tu cara, ojos, etcétera. Te extraño cada día y deseo verte, hablarte, que me hables. Adriá.
PD: Todas llevaban al final un código para contactar con los autores, por supuesto, no eran lanzadas al aire xD
Sabes?
No me gusta la distancia,
ni el stress,
ni las injusticias,
ni perder el tiempo,
ni las sonrisas falsas,
ni los gritos de los niños,
ni la incertidumbre,
ni las resacas,
ni los que incumplen las normas,
ni las apariencias,
ni los violentos,
ni la ropa arrugada,
ni que me ignoren,
ni la guerra,
ni la hipocresía,
ni la traición,
ni los "yo me entiendo",
ni que me estrechen la mano con demasiada fuerza,
ni que me toquen con las manos frías,
ni que me despeinen,
ni que a la gente no le guste leer,
ni que me roben, sobre todas las cosas,
ni fingir lo que no soy,
ni olvidar,
ni el olvido.
PD: Ya hice lo contrario una vez, esta vez tocaba el lado oscuro ;)
¿Sobre qué escribir? Llevo muchos días pensándolo. Quizá sea verdad que tengo poco tiempo libre y por eso no encuentro hueco para hacerlo, o quizá lo que ocurre es que no tengo nada que decir...
No, desde luego que tengo cosas que decir, el que no tiene nada que decir está muerto. Una serie de pensamientos contrapuestos me rondan estos días por la cabeza. Unos me indican que todo en este país en el que vivo va mal y que tiene pinta de ir a peor... y otros me susurran que aunque esto sea así, mi vida promete ir a mejor.
Ahora mismo tengo casi todo lo que puedo desear... por cierto, ¡qué suerte la mía!. La verdad es que los pocos (más bien muchos xD) deseos que me quedan por cumplir me los proporcionará un trabajo medio bien pagado, y es cuestión de esfuerzo durante este año el que lo consiga pronto.
Pienso en las cosas que quiero... Vivir con las mínimas preocupaciones posibles; trabajar poco y en algo que me guste; tener mucho tiempo libre para emplearlo en todos los hobbies que tengo (leer, escuchar música, ver series, anime, películas, quedar con todos esos amigos que hace tiempo que no veo, volver a jugar al rol, pillarme una consola...); viajar, ¡tengo tántos destinos que quiero visitar!; estar con mi niña, compartir todo con ella (bueno, todo no, que si compartimos plato de pasta me deja a dos velas! xD), desde pasear por una ciudad desconocida a ir de compras; tener hijos a los que intentar enseñar cómo aprovechar al máximo esta vida, aunque no sé si sabré ser un buen padre (ya lo buscaré por internet xD); y bueno, creo que ya está. ¿Pido mucho?
Pienso en una prima mía que lo está pasando mal porque no hay nada en su vida que la empuje a seguir adelante. Dice que sigue por sus padres, que no espera nada de la vida, ni siquiera ser feliz... simplemente sobrevivir. Hace casi un año que no la veo, esta semana tengo que llamarla sin falta.
No soy capaz de comprender a la gente que pierde la ilusión por vivir. Y ojalá pudiera, porque creo que me sería más fácil ayudarlos. Todos pasamos momentos difíciles, en los que la vida parece un infierno, pero por fortuna siempre he podido mantener en mi horizonte algo por lo que luchar. ¿Es un don querer vivir? Creo que les entendería si algo les impidiera vivir lo que yo considero una vida completa, alguna tara física, ser ciegos, paralíticos, mudos. No sé qué haría si me ocurriera algo así, pero creo que me seguiría quedando algo por lo que continuar, por lo que valdría la pena seguir. Ojalá siempre piense así.
Siempre se puede cambiar de vida. Siempre. Cambiar de ciudad, de amigos, de trabajo, empezar de cero, como personas nuevas en un lugar nuevo, con una vida nueva. Buscar otra persona que nos llene como ninguna antes lo ha hecho y nos haga olvidar el dolor sufrido en nuestras vidas pasadas. Siempre hay una segunda oportunidad... solo hay que seguir adelante.
A veces pienso que no soy del todo consciente de la suerte que tengo de estar contento con mi vida.
Leo cualquier periódico de hoy y solo encuentro a gente indignada. Indignados por cosas tan mediocres que me indignan.
Indignante la expulsión de Idaira de OT, indignante el anuncio de Marcilla discrimina-hombres, indignante la nueva Ley antifumadores, indignante la aprobación del matrimonio gay, indignantes las limitaciones de velocidad en carretera...
Indignante. Lo que es indignante es vivir en una sociedad que se indigna por motivos como esos.
Señores, indígnense por los fumadores o los gays que antes no tenían derechos, por las interminables listas de espera médicas, por el mal funcionamiento de la Administración pública y su rebaño de funcionarios incompetentes (excepciones aparte), por el derroche de agua de los ayuntamientos en plena sequía, por las campañas meramente recaudatorias de tráfico, porque solo suben los precios y no los sueldos, porque para una pareja de jóvenes es casi imposible comprarse un piso y emprender una nueva vida...
A falta de cosas importantes con las que satisfacer nuestra cantidad diaria recomendada de indignación, a la mayoría le apetece indignarse por mediocridades...
Pocos son los momentos de nuestra vida en que nos vemos embriagados por la extasiadora fiebre de la rabia. Por un instante desatamos nuestra alma y la dejamos escapar a través de nuestros sentidos, para que nos rodee y nos haga volver a ser dioses, mientras su huracán nos envuelve elevándonos y haciendo estallar todas las fibras de nuestro ser.
Segundos de nuestras vidas en los que somos inmortales, donde nuestra voz se eleva sobre la tormenta, nuestra mirada atisba lo que nuestros ojos nunca vieron y nuestras manos pueden mover el mundo.
A veces esa fuerza vuelve a nosotros y sentimos por un instante que en otra vida fuimos dioses victoriosos, a los que esa chispa de éxtasis retorna la sabiduría que un día tuvieron. Otras veces, cuando sabemos que parte de nuestra alma nunca volverá, las fuerzan nos abandonan y caemos de rodillas...
Es entonces cuando entendemos que si la tristeza desata nuestra rabia, también un día fuimos dioses condenados por la impotencia que nos tortura.
En cada esquina, a cada paso. Esperando ese momento en que pensamos que todo va bien o aquel otro en que nada puede ir peor, para asaltarnos. Sin piedad, sin tregua, para hundirnos en la miseria y hacernos recordar que la vida no es maravillosa, que la vida no es perfecta, que nuestra vida puede ser como la suya...
A veces son personas, otras, situaciones, hechos, enfermedades... o la mil veces nombrada suerte. Pero el resto de las veces es el dinero, el sucio y maldito dinero.
Es lo que mueve el mundo. Cada vez son más las personas que dejaron en algún momento de sus vidas de ser seres humanos, para convertirse en entes que vagan guiados por el pestilente olor del poder. No entienden nada de valores ni de sentimientos porque no viven, pensando únicamente en tener más y más. Esforzándose en que el resto de los humanos no podamos vivir. Desearía que hubiera algún juicio tras de la muerte solo para verles condenados; pero no por nadie, los propios recuerdos de su vida serían condena suficiente.
Y no hay defensa. Solo podemos aprender a encajarlos y hacernos más duros para sentir menos los golpes. Es descorazonador, pero es así. Y los que aseguran que son necesarios para el contraste, para saber valorar los momentos buenos de la vida... esos, no saben vivir.
De una cuenta hacia adelante, para la que no quiero que haya final. 514 días son los que llevamos juntos mi niña y yo, aunque hace unos poquitos más que nos conocemos :D
Sin duda puedo decir que estos días junto a ella han sido los más felices de mi vida, porque ha sabido darme lo que nadie me había dado antes. Sé que para ella soy alguien especial, igual que lo es ella para mí, y aunque estemos lejos nos sentimos tan cerca como lo están nuestros corazones, luchando para que la tristeza de la distancia no nos invada a los dos.
Nunca los había contado, todo es cosa de cierta pareja de Gijón que parece llevar muy bien su cuenta ;)
Por otros millones de días juntos, porque sé que esto es de verdad y porque en mi vida solo se lo he dicho a ella...
Te quiero
De vuelta al trabajo, jejeje. Es asombroso cómo unos días desconectado de todo pueden animarle a uno y renovar sus energías.
Menos mal que a la vuelta nos queda algo, aunque sean solo las ganas de seguir. Bueno, eso y los recuerdos, por supuesto. Ahora solo habrá que ver cuánto tardo en volver a necesitar otras urgentemente (espero que mucho xD)
Lo curioso es que al volver nada haya cambiado y todo siga tal y como estaba. Debe ser eso lo que hace que de nuevo volvamos a ser los mismos...
De vuelta de todo
de vuelta de nada
Jarabe de Palo
De vez en cuando uno recibe en su correo algún email interesante. Esta es una de ellas. Os animo a leerlo, no tiene desperdicio...
Al hilo de la actual polémica en torno a la modificación de la legislación española sobre los matrimonios y la postura de los católicos al respecto, me gustaría dar mi opinión personal.
Estoy completamente a favor del permitir el matrimonio entre católicos. Me parece una injusticia y un error tratar de impedírselo.
El catolicismo no es una enfermedad; los católicos, pese a que a muchos no les gusten o les parezcan extraños, son personas normales y deben poseer los mismos derechos que los demás, como si fueran, por ejemplo, informáticos u homosexuales.
Soy consciente de que muchos comportamientos y rasgos de carácter de las personas católicas, como su actitud casi enfermiza hacia el sexo o su cerrazón ante ciertos avances científicos, pueden parecernos extraños o incomprensibles a los demás. Sé que incluso, a veces, podrían esgrimirse argumentos de salubridad pública, como su peligroso y deliberado rechazo a los preservativos. Sé también que muchas de sus costumbres, como la exhibición pública de imágenes de torturados, pueden incomodar a algunos.
Pero todo esto, además de ser más una imagen pública ante los medios que una realidad, no es razón para impedirles el ejercicio del matrimonio.
Algunos podrían argumentar que un matrimonio entre católicos no es un matrimonio real, porque para ellos es un ritual y un precepto religioso ante su dios, en lugar de una unión entre dos personas. También, dado que los hijos fuera del matrimonio están gravemente condenados por la Iglesia Católica, algunos podrían considerar que permitir que los católicos se casen incrementará el número de matrimonios por «el qué dirán» o por la simple búsqueda de sexo (prohibido por su religión fuera del matrimonio), incrementando con ello la violencia en el hogar y las familias desestructuradas. Pero hay que recordar que esto no es algo que ocurra sólo en las familias católicas y que, dado que no podemos meternos en la cabeza de los demás, no debemos juzgar sus motivaciones.
Por otro lado, el decir que eso no es matrimonio y que debería ser llamado de otra forma, no es más que una forma un tanto ruin de desviar el debate a cuestiones semánticas que no vienen al caso: aunque sea entre católicos, un matrimonio es un matrimonio y una familia es una familia.
Y con esta alusión a la familia paso a otro tema candente sobre el que espero que mi opinión no resulte demasiado radical: también estoy a favor de permitir que los católicos adopten hijos.
Algunos se escandalizarán ante una afirmación de este tipo. Es probable que alguno responda con exclamaciones del tipo de «¿Católicos que adoptan hijos? ¡Esos niños podrían hacerse también católicos!».
Veo ese tipo de críticas y respondo: si bien es cierto que los hijos de católicos tienen mucha mayor probabilidad de convertirse a su vez en católicos (al contrario que ocurre, por ejemplo, en la informática o la homosexualidad), ya he argumentado antes que los católicos son personas como los demás.
Pese a las opiniones de algunos y a otros indicios, no hay pruebas evidentes de que unos padres católicos estén peor preparados para educar a un hijo, ni de que el ambiente religiosamente sesgado de un hogar católico sea una influencia negativa para el niño. Además, los tribunales de adopción juzgan cada caso individualmente, y es precisamente su labor determinar la idoneidad de los padres.
En definitiva, y pese a las opiniones de algunos sectores, creo que debería permitírseles también a los católicos tanto el matrimonio como la adopción. Exactamente igual que a los informáticos y a los homosexuales.
Estos días no sabía acerca de qué escribir. Me encontraba un poco confundido, con muchas ideas enfrentadas. Aunque me mantengo optimista, porque me lo he marcado como meta, todo lo que me rodea a nivel social me arrastra al más puro pesimismo.
Leo las noticias a diario y siento que todo va cada vez peor, que todo en este país y en este mundo son problemas sin solución (porque nadie quiere solucionarlos, porque interesa que sigan ahí), que van a más, y que nos dirigen a una caída libre hacia el abismo. Como siempre digo, nos mece la historia: unas veces hacia arriba y otras hacia abajo. Y hemos empezado el descenso, señores. Abróchense los cinturones.
Por citar unas gotas en el mar, los jóvenes de hoy parece que son más violentos, o eso quieren que pensemos. Las noticias van por modas, pedofilia, juegos de rol, violencia de género, botellón... y en el paso de una a otra, olvidamos la anterior. En Irak sigue muriendo gente a diario, pero eso ya no importa. Europa se llena de "molestos" inmigrantes y crece un silencioso odio que algún día terminará por estallar. El sida diezma poblaciones, pero Dios dice que no hay usar preservativos. Y los dirigentes europeos se preocupan porque parece que la gente no se ha tragado lo buena que es esta Constitución. Y hago un inciso aquí... ¿qué harán ahora sin un plan b? ¿con esa previsión quieren dirigir una nueva Europa? Me parece patético...
Pero la solución a este último caso llegará pronto. La educación se está encargando de que eso no vuelva a pasar, de que no seamos tan difíciles de manejar, convirtiéndonos en buenos borregos. Porque el secreto para que el mundo funcione de una forma o de otra se ha sabido desde que el hombre es hombre: maleducando.
No nos engañemos. El mundo siempre lo ha dirigido el dinero, y porque ahora el pueblo tenga más derechos y pueda decidir, no se puede dejar el poder en sus manos, en manos de ignorantes que no sabrían qué hacer con él.
Cada vez hay más fracaso escolar. La pelota se la lanzan unos partidos a otros a medida que pasan las legislaturas, y siempre el que llega va a terminar con el problema, pero parece que lo agrava más. Mientras tanto eliminamos las Humanidades porque no son rentables, no dan dinero; la libertad de cátedra destruye la educación universitaria (y yo lo vivo en mis carnes) y el dinero que se destina a solucionar el problema, como siempre, no servirá para nada, porque desaparecerá. O si no, juzgad vosotros mismos, si sois de los afortunados que aún podéis...
Van a gastarse 6.000 millones en la LOE , dicen que en extender la gratuidad, nuevas tecnologías, idiomas, jubilaciones anticipadas, becas y tutorías" pero "los programas de estudio quedan intactos".
Leo cada una de las justificaciones en las que van a emplear el dinero y no sé cual huele peor, porque nos están diciendo claramente que se quedará en el camino, en los pasos administrativos. Y no me extraña, últimamente estoy más en contacto con la administración y me da un asco que no lo puedo soportar: por cada uno que trabaja hay cien que viven de él. Pero lo peor es que si les dices que no hacen nada, encima se ofenden. Si estuviera en mis manos limpiar puestos de trabajo...
Volviendo al tema, la pregunta de por qué no se mejora la educación tiene fácil respuesta, y es que no interesa. No interesa que seamos cultos, pero eso no se puede decir, porque aún quedan cultos que lo entenderían y esos son los que tienen que votarnos el año que viene. Quizás dentro de unos años sí que podamos decirlo con una sonrisa de oreja a oreja y nadie se entere... Ya se han dado cuenta que una sociedad con universitarios y gente instruída es difícil de manipular, cada uno tiene sus propias ideas... qué molestos son.
No interesa la gente con inquietudes, que se preocupen por la marcha de su país. Solo incordian y protestan. Es mejor una sociedad de ignorantes, a los que se les controle con opio fácil como el fútbol y la salsa rosa, que aunque griten, se les calle pronto. Que lleven sus negocios o trabajen en empleos temporales y precarios, que se preocupen de cómo van a pagar su piso y tener el coche que desean al mismo tiempo, mientras nosotros nos encargamos de gobernar.
Que estudien solo los nuestros, los ricos, los que valen para esto y se lo merecen. Ellos tendrán una educación que no es la pública, una educación en condiciones, de la élite para la élite. ¿Pero es que nadie más se da cuenta de que volvemos hacia atrás?
Es muy fuerte, lo sé. Pensar que esos señores tan serios que intentar solucionar los problemas del país nos engañan. "No puede ser que sean tan embusteros, no puede ser que nos engañen así, por la cara. Seguro que si lo dicen es porque es verdad". Confiamos demasiado en ellos y aquí cada uno va a su bola. Lo que interesa es hacer política para poder vivir bien, nos turnamos en el poder y en la oposición y vivimos del resto de los contribuyentes, haciendo ver que nos importan mucho los problemas del país y que nos sentimos muy ofendidos por lo que hace el contrario, que por supuesto, siempre estará mal. Pero al llegar a casa solo pensamos en nuestros problemas, que son los importantes. El país nos importa una mierda, nos importamos nosotros. ¿Quién no piensa que hay algo más importante que uno mismo? Pronto todos lo pensarán...
No me queda esperanza ya. Este país es un país de pillaje, del sálvese quien pueda, de ladrones, de cobardes. Como decía el otro día, todo vale si es por dinero, todo vale por vivir bien. Vivimos en una mentira, y para sobrevivir debemos hacer como que nos la creemos y mentir nosotros más. Es triste, pero es así. Lo intento asimilar aunque me sea difícil de tragar. Y lo peor es que poco a poco terminan con mi esperanza de que pueda haber algo mejor.
Menos mal que siempre quedará buena gente con la que sentarnos a charlar y olvidar esta cruda realidad...
Es esperpéntico.
Ya hace tiempo que se superó la barrera del "todo vale si es por dinero". Y si esta máxima la extendemos al mundo de la televisión, pues todo vale con tal de subir la audiencia.
He leído hoy en el descodificador una crítica a los programas del corazón, mierda cantante y danzante de la telebasura de este país, que bailan pegados a los packs Gran Hermano, porque como dice una bonita canción, bailar de lejos no es bailar.
El artículo gira en torno a Lola Flores, pero podía haberse tratado de cualquier otra persona, de quién se hable me es indiferente. Como me son indiferentes las vidas de toda la gente que no conozco, con los que no hablo a menudo y que no me dan la mano, un beso o un abrazo cuando los veo. Pero sé que soy un bicho raro, millones de españoles se desviven por las vidas de los "ricos y famosos", (no hay más que ver el dinero que se mueve con ellas), en lugar de intentar vivir las suyas.
Qué triste.
Muchas veces me entran ganas de decirles a algunos familiares o amig@s míos que ven estos programas o leen esas revistas: "Pero hombre/mujer, piensa un poco. Que tú también tienes una vida, una en la que tú decides, que necesita que le dediques todo tu tiempo, que nadie lo va a hacer por tí. Y que es corta, demasiado corta". Pero claro, la vida de uno es dura, con problemas que tienes que afrontar y a veces con sufrimiento. La vida de los ricos y famosos es mejor: ellos tienen dinero. "Déjame soñar con la vida que nunca tendré porque no quiero vivirla y déjame ver cómo disfrutan los demás de la suya".
Cada vez son más los programas donde los cotillas que se hacen llamar periodistas y algunos nuevos fichajes se dedican a ladrar y a graznar, porque perdieron hace tiempo la capacidad de hablar y el dinero les produce una diarrea mental crónica. Critiquemos a todo el que se ponga por delante, que es gratis, no importa a quién hagamos daño con nuestras palabras, que se jodan, para eso son famosos. Eso sí, a mí que no me toquen. Si me presionan mucho luego pediré perdón, pero cuando tenga el bolsillo lleno.
La gota que colma el vaso llega cuando en ese festín de buitres carroñeros se traspasa la línea, muy debil ya y apenas visible, del respeto. Porque hablar de los muertos es más fácil, no tienen derecho a réplica. Total, a ellos ya les da todo igual. Pregúntenle a esos que se hacen llamar periodistas qué les parece que hablen de sus muertos. Seguro que no les hace ni pizca de gracia.
Pero quiero redirijir el tema hacía la raiz que lo origina: la culpa no es de los programas o las revistas "rosas" (que como he leído en una opinión, su olor es bastante antagónico al perfume de esta flor), sino de la gente que los ve. Estamos hartos de oir decir a la gente que "la tele está hecha una pena", pero ninguno deja de verla. Debe ser que les gusta la basura. "Es que yo no puedo hacer nada para que cambien la programación"... tampoco yo puedo hacer nada para que Ana Obregón deje de ser actriz, simplemente
Por suerte para mi humanidad, el término "sentarme a ver la tele" hace tiempo que dejó de entrar en mi vocabulario. Pero creedme, tenemos lo que nos merecemos.
La historia de "piano man" parece sacada de un guión de cine. Es más, es bastante probable que en el futuro se termine haciendo una película basada en ella.
Según Alejandro Gándara, los psicólogos del arte denominan "investimiento" al proceso mediante el cual los creadores cubren con las maravillas de la imaginación el pozo negro de su dolor, su miseria o su culpa.
Cubrir con tu imaginación tu dolor, tu miseria o tu culpa. Yo traduciría esto como utilizar tu válvula de escape, olvidar lo que te tortura, ocupando tu mente en lo que mejor sabes hacer, volcándote en ello. La mejor forma de que algo que creamos no termine siendo bueno, sino excepcional, es poniendo en ello todo nuestro ser. El hecho de no querer volver la vista atrás para no encontrarnos con aquello que nos persigue, nos da una fuerza inusual que nos impide desviar nuestra atención hacia cualquier otra cosa, olvidándonos incluso de vivir y disfrutar.
Olvidando el carpe diem.
Me vienen a la mente multitud de genios de todos los tiempos que vivieron presa de algún tipo de miedo, que según esta teoría quizás fuera la razón que estrujaba su creatividad. Huían de su vida, de su soledad, de su locura, de sus desamores, de sus problemas de salud, de su tristeza... de su dolor. Hombres tales como Van Gogh, Beethoven, Bécquer, Goya, Lorca, Jorge Manrique...
Quizás sea el dolor lo que nos empuja a crear obras extraordinariamente bellas. Obras que, paradójicamente, suelen infundir todo lo contrario en quienes las admiran, evocándoles muchas sensaciones pero alejándoles del dolor terrenal.
Seguramente en la carrera de sus creadores por huir de sus monstruos para darlas a luz, sus obras huían con ellos.
Es predicar en el desierto... pero no importa.
Con estas palabras termina Los abajo firmantes, una película española que gira en torno a las protestas que el sector de la cultura, y más concretamente el del cine español, dirigió a principios de 2003 contra el entonces gobierno popular, pidiendo el NO a la guerra contra Irak.
En mi opinión la película no es gran cosa, aunque sus últimos 15 minutos valen la pena por sí solos por el derroche interpretativo del reparto.
Pero no es de la película de lo que quiero hablar, ni de la guerra de Irak, de la que ahora todos conocemos los motivos y hemos sufrido sus consecuencias. Es de esa última frase con la que he comenzado a escribir y en definitiva de la moraleja amarga de la película. Del sentido de nuestras palabras... si es que existe.
Es predicar en el desierto... pero no importa.
¿Realmente no importa? ¿Realmente sirve de algo hablar si nadie nos escucha? ¿Si nadie cambia aunque sea un ápice de su ser, de su pensamiento o de su conducta tras oir nuestras palabras?
A veces sentimos que predicamos en el desierto cuando hablamos, como comentábamos ayer en nuestro último pasaje. Dejemos a un lado la impotencia que vivimos en esos momentos y centrémonos en el sentido. El sentido es el alma del predicar... aunque lo que prediquemos sea polvo.
Si un árbol cae en un bosque y nadie lo oye caer... ¿hará ruído? Quizás no, no lo sé. Pero lo que sí sé es que si no lo hace nadie podrá oirlo.
¡Habla! Aunque sea al silencio... porque nunca sabes si te estará escuchando.
Vivo en la esperanza de que al hablarle al viento, él lleve a alguien mis palabras.
Ayer leí un artículo de Alejandro Gándara que me ha hecho pensar.
Lo resumiré brevemente: se trata de una clasificación de los tipos de personas con las que nos podemos encontrar en una discusión (y por extensión, en la vida). Esos tipos son:
- Los que tienen convicciones
- Los que piensan
- Y los que pasan
En mi opinión la clasificación es impecable. Creo que todos conocemos gente de cualquiera de estos tres grupos, y por el contrario dudo que conozcamos a alguien que no se pueda encuadrar en alguno de ellos. Aunque yo matizaría que creo que habla en líneas generales, ya que todo el mundo puede tener alguna convicción o idea más inamovible que otra, aunque no tenga más (caso c) o el resto de las que tiene varíen con el tiempo porque piensa (caso b).
Y hago esta aclaración porque creo que ese es mi caso. Me encuadro a mí mismo dentro del segundo grupo, aunque reconozco que a menudo peco de la soberbia del primero. Es uno de mis defectos, pero con esfuerzo intento corregirlo. No es que tenga alguna convicción firme, o al menos si la tengo ahora mismo no la recuerdo, pero sí es verdad que intento pulir lo que pienso acerca de cualquier tema de forma progresiva, a medida que conozco nuevos detalles, y lo que hoy pienso que puede ser blanco quizás mañana piense que es negro. Pero el paso de uno a otro no es fácil, como bien dice el autor del artículo, tener convicciones es relativamente sencillo, mientras que el pensamiento hay que estarlo adquiriendo siempre, sin conseguirlo nunca por completo.
Ahondando un poco más en mí personalidad hago otra distinción: si mi postura ante un tema la defino por mí mismo, influenciado por otras fuentes (escritas o audiovisuales), puedo moldearla e incluso cambiarla más facilmente que si esta viene de un interlocutor al que tengo enfrente, porque (y ese es otro de los errores que más cometo) me es difícil torcer mi brazo en una discusión, aunque descubra a mi pesar que estoy equivocado. Eso no quiere decir que nunca lo reconozca, sé que rectificar es de sabios, solo subrayo que me cuesta.
Y aprovecho para exponer una idea que no es mía, sino de uno de mis primos. Según él, la acción de discutir no debería existir, porque no lleva a ningún lado. Sería mejor que yo te contase mi postura y tú la escuchases, a continuación hiciéramos lo contrario y que lo dejásemos ahí. Yo dejo la semilla de mi pensamiento en tí y viceversa. Al cabo de un tiempo, volveríamos a sacar el tema, y entonces podríamos exponer nuestro parecer de una forma más madura, sin la barrera que supone el llevar o no la razón. Así evitaríamos a la par, la fea costumbre que tiene mucha gente de no escuchar a los demás, sino aprovechar el turno de palabra ajeno para preparar su próximo argumento. Si diálogo es escucharse a uno mismo, apaga y vámonos.
¿En qué grupo os véis vosotros? Siempre hay tiempo para un cambio ;)
¿Atascado? No sé si esa es la palabra. Siento demasiadas cosas, tantas que por eso me cuesta escribirlas. Estoy embotado, esta vez no sé darle forma a mis palabras y suenan burdas, toscas. Pero no me importa, al menos sé que son sinceras.
La vida es muy irónica. Miro hacia atrás y pienso en cómo he llegado a ser lo que soy ahora. Cómo es posible que cuando uno madure nunca se reconozca al girar la cabeza. Que el comportamiento que tenía hace unas semanas, sin ir más lejos, fuera tan estúpido e inmaduro que ahora lo censure, aunque fuera mío y entonces me sintiera orgulloso de él.
Creía que evolucionaba, que cada día que vivía aprendía algo más que volvía a modelar en cierto aspecto mi personalidad. Pero si fuera así, los cambios serían progresivos y apenas perceptibles en poco tiempo. Hoy he entendido que, al menos yo, cambio a trompicones; tropiezo y cerca de caer me levanto y continúo.
Y esta noche veo tantas cosas en mi mente que aún no sé cómo sonrío.
Pensaba que tenía clara mi vida, lo que quería hacer en los próximos años, en los próximos meses. Pero en poco tiempo la montaña de naipes que había construído en mi mente no ha dejado ni los escombros. E irónicamente me ocurre ahora que siento que ella no me quiere como antes, ahora que creo haber perdido a la persona que más me ha amado en mi vida. Pero no la culpo: fue mi egoísmo el que la empujó a la desilusión; mi inmadurez la que la llevó a pensar... algo que en el amor debería estar prohibido.
He aprendido de ello, sé que he aprendido. Pero también sé que siempre me quedará clavada la espina de saber cuál fue el detonante, si fue esta maldita distancia, un cúmulo de razones o alguna en concreto. Si fue mi ego, mi miedo a no darlo todo o mi estúpida boca la que lo arruinó. Siempre me quedará esa duda... quizás para recordarme que el amor solo es entrega, y que a veces oro es lo que junto a tí reluce.
Esta noche siento que ya nada es lo mismo. Siento que la pierdo y no puedo hacer nada por evitarlo... estos días ni tan siquiera decírselo. Solo puedo recordar una y otra vez los momentos que hemos pasado juntos, y preguntarme por qué no le demostré con hechos y con palabras lo que yo también sentía.
Ojalá ella me amase como antes... ojalá. Pero hoy no abrigo ninguna esperanza, mi oxidado pesimismo me dice que lo he perdido todo. Ahora que sé lo que se siente cuando se ama y no se es correspondido con el mismo amor, comprendo que nunca me perdone por haberle pagado con esa cobarde moneda, por haberle hecho sufrir cuando ella se entregó.
No he apreciado lo que he tenido
No lo he apreciado hasta que lo he perdido
Condenados. Así vivimos. Condenados por nuestras propias palabras, por nuestros propios hechos. Condenados eternamente a ser golpeados por los puños que más duelen: los nuestros.
Nos queman vivos, los creamos para ello. Nos muerden pero solo algunos hieren, los que desgarran el alma, los que vemos. Aquellos que nuestra estupidez alimentó pensando que siempre serían pequeños.
Saltamos al vacío... y aún con un pie en tierra ya sentimos el primer escollo, nuestro objetivo. Inconmensurable, nos atrae como un imán que anhelamos inconscientemente, embriagador. A nuestros pies, el peso de la soberbia, para hundirnos más rápido en nuestra miseria. La boca abierta, para acelerar la caída. La arrogancia vendando nuestros ojos. Y la prudencia, como un pequeño paracaídas, a la espalda. Como si el destino quisiera que olvidásemos tirar de la cuerda.
¿El primer golpe fue duro? Eso ya no importa ¿Alguien lo recuerda? Un vistazo al último no hace más que acercarnos a ciegas el siguiente, sin remedio. Y caemos en picado hacia el próximo sin saber muy bien cómo. Pero en el aire flota el por qué.
La suerte puede hacer que lo respiremos sin apreciarlo, y en ese instante quizás levitemos, mientras intentamos comprender que no somos más que ese aire que respiramos y que el siguiente no será muy diferente al primero. Pero otro mordisco invisible nos hará olvidarlo y el recuerdo volverá a golpearnos.
Es nuestro viaje hacia el suelo quien decidirá la potencia del impacto. Lo que a algunos nunca importará, a otros les dará la llave: el único sentido del viaje es disminuir ese dolor. Y el freno a nuestra caída no es más que aprender a golpearnos.
Es duro aceptar que nuestros errores nos matarán, pero una pizca de humildad restará lastre de nuestras piernas.
Esto lo escribí hace algún tiempo, pero no había sido capaz de leerlo sin emocionarme hasta hoy, por los recuerdos que arrastra para mí. Ahora, más de 6 meses después, ya no me ahoga el alma como entonces. Parece que es cierto que el tiempo lo cura todo...
Qué facil es robar la alegría al mundo
Hoy vivo la mañana después. Una mañana más. Todo es igual pero distinto al mismo tiempo. Las calles están desiertas. En el tren que unas horas antes fuera inesperado ataud de inocentes, apenas se puede respirar. Todo el mundo mira al vacío evitando el rostro de los demás, como si se sintieran avergonzados de ser seres humanos tras ver lo que estos pueden llegar a hacer.
Pasan nerviosos las páginas de sus periódicos, deseando que todo lo que leen quede en ellas y que al pasarlas desaparezca esa rabia contenida que sienten. Pero cuando terminan y lo doblan la realidad sigue allí.
Una mujer comenta algo en otro idioma y sonríe a una compañera. Pero al levantar la cabeza nuestras miradas la censuran y esconde su cara, avergonzada. Hoy no existe la felicidad, cualquier recuerdo de ella es un vago espejismo y recodarla un silencioso pecado.
Cuerpos vacíos deambulan por las estaciones. Veo una mujer con los ojos hinchados que busca otros ojos que la reflejen... y encuentra los míos, pero hoy no son un consuelo.
En el metro el silencio me produce escalofríos. Nadie lee, nadie habla, parece que ni siquiera respiren. Lloran por dentro, algunos también por fuera... ¿Cuántos hemos muerto?. No puedo evitar emocionarme, y entonces soy yo quien busca desesperadamente otros ojos que me den una esperanza, o una sonrisa que me recuerde lo bella que es la vida. Pero nadie regala sonrisas hoy... tanto nos han robado...
La primera parte de mi viaje termina en la estación fantasma. A lo lejos los operarios continúan su trabajo retirando los restos de la barbarie. Me acerco hasta donde mi corazón me deja, mucho antes del cordón policial y fotografío de lejos. "Para no olvidar" me digo.
Ahora todo es real. Siento mi saliva más amarga. Lo de ayer... era real.
Pienso por qué motivo retengo mis lágrimas. Me duele. Quiero llorar... y lloro. Llamo a mi madre para que no se preocupe. "Mamá, llegaré a las 12:30". "Mamá, estoy viendo los trenes..." se me quiebra la voz... "esto es muy fuerte, mamá".
Me he acercado más y llevo la cámara de fotos, pero no puedo usarla. No puedo fotografiar esto, es inhumano. Me avergüenzo de haberlo hecho antes. Es como un alfiler, que parece más inofensiva cuando está lejos, pero cerca hace daño. Algunos hombres a mi alrededor sí hacen fotos, hasta que un policía les pregunta si son de la prensa... "No se pueden hacer fotos" les dice. "Yo creo que es de sentido común". Vaya. Parece que esa sensación que me oprime el pecho y me impedía sacar siquiera la cámara era el "sentido común". Dos palabras vacías hoy.
Miro a mi alrededor y veo que no soy el único que llora, pero sí el único hombre que lo hace. Pienso por qué solo las mujeres son capaces de exteriorizar sus sentimientos y decido que quizás sea cosa del amor que desprendemos cada uno, que en ellas es innato y a muchos hombres les está negado.
Me seco las lágrimas y me alejo de allí a buscar mi tren. El que me aleje de todo. El que me lleve a mi tierra. A abrazar a mi madre, a mi padre y a mi hermana, a contarles que estoy vivo y que esto solo ha sido un mal sueño, pero no dormí esa noche. Que me salvé de la muerte, ironías del destino, por decidir estar un día menos con ellos.
Aunque el dolor ya no sea tan intenso, no olvido
No sé quién esconde en su gabán las noches frías de mi alma, que me llegan como destellos del alba haciéndome parecer que todo es vanal. Destellos de lucidez sin patria, que nacen bajo la claridad y olvidan la forma para centrarse en la realidad.
El destello de la última noche me hizo reflexionar sobre qué hago y por qué. No encuentro la savia, la esencia de mi vida. Siento que malgasto mi tiempo en cosas que no lo merecen, que no sirven para nada... Pero... ¿qué sirve? ¿qué tiene sentido?
Derrocho mi vida, mi juventud... Y ¿qué obtengo a cambio? Más bien poco. Perdiendo más de lo que gano nadie me devolverá nada.
Ordeno mis preferencias y formulo el reflejo a ese destello: Si para algo vivo, es para disfrutar. Y para ello solo tengo que simplificar mi vida. Empezar de cero con las cosas a las que dedico mi tiempo y valorar si realmente lo merecen. Ser perfeccionista solo me sirve para dejarme la vida en perfectos detalles sin importancia. Perfectamente solo necesito lo necesario, solo lo imprescindible para un mundo imperfecto... ¿pero qué es lo que quiero?
Mi vida pasa y con ella tantas cosas... Tan rápido que no me doy cuenta salvo en estos momentos de reflexión sumidos en la vorágine de mi frenética actividad. Tanto me estoy perdiendo... la vida de la gente que me rodea, que echaré en falta cuando ya no pueda disfrutarla; un tiempo que anhelaré el resto de mi vida.
Necesito un cambio y pronto. Leí una vez que se pueden pasar años enteros respirando sin haber vivido, y no quiero darme cuenta de ello cuando escriba mis memorias. El tiempo es mi clave y como emplearlo es mi vida.
Me invito a reflexionar: Esto que hago ¿sirve para algo importante para mí? ¿disfruto haciéndolo? ¿o se ha transformado en monotonía? No sé si cuestionarme cuántas de estas premisas deben ser afirmativas...
Cuesta terminar caminos, pero más costó empezarlos.
Solo espero recordar mañana esa frase tan escuchada de bocas vacías: hoy es el primer día del resto de mi vida.
Ayer aprendí que todo lo que construímos en nuestra vida se sustenta sobre un alfiler. Todo el esfuerzo, todo el cariño, tanta energía, el tiempo perdido en emplear la vida... Un soplo de viento puede destruirlo todo, porque la base siempre es débil... porque nosotros somos débiles.
Cuando todo es perfecto, algo va mal. Porque un segundo de perfección nos daría la categoría de dioses, y ese puesto no tiene vacantes...
Continuamente saltamos al vacío en cada paso que damos, y la suerte pone una nueva baldosa bajo nuestros pies. Un día sin problemas es un regalo del cielo que no sabemos apreciar.
Y ese soplo de viento frío, esa punzada en el alma que abre una herida que nunca cicatrizará del todo, porque su recuerdo la mantendrá siempre viva. Ese error del que buscamos perdón y no nos perdonamos, que nos tortura y nos desgarra, que rememoramos mil veces intentando que la siguiente sea menos dura, pero al tiempo descubrimos que si lo hacemos es para castigarnos: y cada vez que lo traemos a la memoria lo atamos de lastre a nuestros pies, para hundirnos más en el abismo y cumplir esa condena que nos imponemos... y que solo la justicia de la experiencia nos absolverá con el tiempo por buen comportamiento...
Qué dura es la vida, que nos hace aprender a base de golpes que no vemos venir, para poco a poco restarnos las ganas de vivir y que al morir lleguemos a rastras para encontrar descanso y no castigo.
Qué duro el no saber olvidar los errores ajenos. El no saber perdonar. El perdonar con condiciones. El condicionar el amor. El amar con memoria. El recordar siempre lo que debimos olvidar. El olvidar cómo se amó.
Anoche soñé que exploraba mi selva... y encontraba sus límites; sus peligros, mis oasis y sus bestias, mis placeres, mis silencios y sus perfumes, mis gritos, mi dolor, mi tristeza...
Pensé que conociéndola llegaría a entenderla, pero solo encontré más tierras sin fronteras, más paraísos y trampas, de placer condenado, de alegría, de lágrimas dulces y pasión contenida... de vida. Comprendí que mi selva era tan compleja que intentar conocerla solo la haría más extensa.
Pero mi sueño caprichoso
de enigmas siempre lleno,
me llevó al final del camino
donde no transcurre el tiempo.
Quería saber quién soy
cuando me asomé al abismo,
y dos rostros me miraron
el de un hombre y el de un niño.
Un niño tímido que camina solo
y a tientas se cruza en la oscuridad,
con el valiente hombre que ve
en cada segundo una oportunidad.
Hay noches en que el niño despierta
buscando caricias de sueño conciliar.
Y siempre el hombre el que lo vela
para que nunca deje de soñar.
Hay días en que el niño vaga triste
con la mirada perdida, sin edad.
Y el hombre lo coge en brazos y camina,
con paso firme, hacia el final.
Tras las cerradas puertas del pasado sin sentido, vuelo hacia el horizonte, de la mano de un niño y de un hombre, que juntos me ayudarán a explorar, lo que soy y lo que siento, la selva de mi alma, mi verdad.
Hoy siento odio.
Me consume, me quema en el pecho. No puedo guardarlo dentro de mí, pero me cuesta sacarlo, intento dejarlo escapar por mi mano a raudales hacia estas hojas en blanco, inocentes. Inocentes como las personas que este amanecer iban a ganarse el pan y labrarse un futuro.
Aún no me creo lo que ha ocurrido, es algo demasiado fuerte para digerirlo, demasiado amargo, demasiado ácido.
La suerte ha querido que no coja el tren esta mañana. Pero estos hijos de puta no me van a poner triste ni a meterme miedo, ni me van a quitar las ganas de vivir que tengo.
Me da asco este mundo, me avergüenzo de ser humano habiendo seres de mi raza como estos. No puede haber ningún objetivo detrás de este terror, nada puede basarse en esto. ¿En qué familia se han criado? ¿En qué ambiente para no ponerse en el caso, por un momento, de que alguno de los que viajaban en esos trenes podían ser sus amigos o familiares? ¿Hay algo más valioso que la vida de una persona? ¿Hay algo por lo que luchar que valga más que eso?
Hoy no existe el perdón.
No podemos pedirles que piensen porque los animales no saben hacerlo. Son errores de la naturaleza que no merecen vivir. Que se pudran en el infierno, todos muertos, todos dentro de esos vagones. Todos en las cárceles junto al resto de presos, soltadlos y que se haga justicia haciendo oidos sordos a sus gritos de clemencia.
En estos momentos justifico la pena de muerte si es para aniquilarlos a todos, que se ceban con inocentes para gritar graznidos que nadie entiende.
Pero tampoco merecen morir, merecen sufrir, agonizar, vivir largos años de dolor y acabar como viejos moribundos en la más absoluta soledad. Si hay justicia tras la muerte, que su alma lo pague eternamente.
...
En mi afán de ver el lado bueno de las cosas solo puedo sacar algo positivo de lo ocurrido hoy: ver la gente que me quiere y se ha preocupado por mí y darme más ganas de vivir el hoy con fuerza porque el mañana son tinieblas...
Me pregunté qué había sido mi vida y descubrí que eran solo recuerdos. Imágenes que nuestra alma limpia y guarda nublados, para que solo veamos lo mejor de ellos. Que nos visitan a veces, cargados de sensaciones, para recordarnos que el mundo puede ser perfecto, porque un día lo fue y así lo vivimos... o así lo recordamos.
Y los mejores no se olvidan jamás, haciéndote viajar en el tiempo cuando tienen la bondad de regresar. Te hacen volver a otra edad, otros sentimientos e ilusiones. Te roban por momentos la experiencia que te ha hecho madurar y te hacen volver a ser un niño.
Algunos nunca existieron y decidimos crearlos, olvidando al tiempo que lo hicimos. Tramposos suspiros que alegran nuestra vida, ya que al recordarlos los vivimos.
Otros nunca debieron exisistir y no los olvidamos por el mero hecho de intentar hacerlo. Son sucios cristales, que solo el tiempo logrará limpiar, y nunca quedarán perfectos.
Todos ellos nos dan forma, y como esporádicos viajeros, nos visitan esas tardes de sol templado, de olor a lluvia y cielo nublado. Y nos dejan comprar de nuevo ese billete, para la función que escribimos y hace mucho estrenamos...
Es la sed la que nos hace perder el miedo. Cuando ella llega es más fuerte que nosotros, nos gobierna, nos ciega. Nos hace beber de cualquier fuente, ya sea dulce o sucia, clara o fría. Tragos que a veces nos golpean en el interior, cuando ya es tarde. Nos retuercen de dolor y maldecimos la sed que nos embriagó.
Pero volveríamos a tomarlos, amargos como hiel, abrasando nuestros labios y olvidándose en nuestras entrañas.
Tragos largos y pausados; cortos y entrecortados. Como caricias y golpes en la piel de nuestra alma, que no nos sacian y se revelan, que nos asaltan y desesperan. Tragos de vida y de pasión... de dolor y amargura.
El que nos quema llama al recuerdo del que nos sanó y lo hace inmaculado. Vibra, nos sacude y pedimos otro más. De veneno o de licor, que mas dá.
Tragos que soñamos que saciarán nuestras ansias de vivir, nuestra agonía de sentir que el siguiente será el más dulce, o quizás, el que anuncie el final...
Mi vida es una búsqueda. Busco encontrar y cuando encuentro no sé qué buscaba. Partí hacia un horizonte claro, pero la noche me perdió en mi oscuridad.
El día que ví sus ojos me clavó una espina. A veces no recuerdo si sigue ahí; a veces me escuece... a veces me duele. Intento olvidar que existe, busco espinas para herirme, pero ya no siento ninguna.
No sé si anda tras mi dolor, si me visita en sueños para clavarse más. Y tras el dolor la anhelo, porque la sentí un momento y porque anhelo sentirla.
Pero no sé lo que siente, y eso me vuelve loco. Intento restarle importancia y dudo, si de verdad me importa o mi corazón me engaña.
Y cuando el momento se acerca me abandonan las palabras y me invade la locura. No sé si es lo que busco. Mi vista me abandonó y ya olvidé que buscaba. No puedo volver atrás para ver si era ella y sueño que viene a mí.
Sus ojos, mi búsqueda, principio y fín.